Chamartín

diverxo madrid

RESTAURANTE DIVERXO EN MADRID

Si te gusta la gastronomía y vives en Madrid, no conocer DiverXo es casi un delito. ¿Por qué? Muy sencillo, te puede gustar más o menos, pero en realidad, ¡es flipante! ¿Qué tiene de especial? El sabor, en mayúsculas. Destaca por el potente sabor de cada uno de los bocados, que mientras los disfrutas, te recuerdan a diferentes viajes alrededor del mundo como Asia, México, India, etc. con raíces en España.

Tanto el restaurante como Dabiz Muñoz, el chef, han dado algunas vueltas desde otros locales más «informales», por llamarlos de alguna manera, hasta llegar al hotel NH Collection Madrid Eurobuilding, en la calle del Padre Damián, 23.

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Taberna de Castellana. Cocina Tradicional Española de Mercado. Anchoas, Ensaladilla Rusa, Pulpo a la Gallega, Alcachofas, Cocido Madrileño, Filloas.

TABERNA DE CASTELLANA, LA COCINA DE SIEMPRE EN LA QUE CONFIAR

Estoy convencida de que te gusta conocer restaurantes donde no tengas que elegir entre platos indescifrables e ingredientes dignos de ser buscados en la Wikipedia. Taberna de Castellana es lo que te ofrece, una carta pura, sencilla y directa. (Este restaurante y actividad, ya no existen)

Cuando lees el nombre de Taberna de Castellana te esperas, Gambas al Ajillo, Rabo de Toro, Croquetas de Jamón, Lomo de Merluza y Arroz con Leche. Platos de toda la vida que están hechos con buen género, un local cómodo y un servicio agradable, ¿verdad? Y entonces, ¿qué más quieres? pues como yo siempre quiero más, un día me dijeron: «pásate el jueves y prueba nuestro cocido madrileño»… y fue una gran sorpresa. ¿Quieres ver su carta?.

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Restaurante Gallego, cocina gallega con producto excepcional. Pulpo, pescado, empanada, ternera, pimientos de Padrón, Albariño, Filloas y Tarta de Santiago.

RESTAURANTE GALLEGO, UN PEDAZO DE GALICIA EN MADRID

Cuando hablamos de gastronomía, ¡Galicia suena fuerte! #galiciacalidade. En el Restaurante Gallego, tienes eso mismo, nada más y nada menos, un bocado de su mar, una mirada a su tierra y cómo no, un sorbito de su emblemático vino.

Este restaurante gallego no es pretencioso, no hay sabores enmascarados y no hay recetas inverosímiles. En cambio hay un buen producto, una carta sincera, un trato amable y una cuenta final por pagar que no te hace fruncir el ceño (sabes que no me gusta que me salgan esas arruguitas del demonio).

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